Hoy, de vuelta por las redes
sociales, quiero comenzar con todo y bueno, una de las cosas que siempre me
caracterizan es promover a otras escritoras, y en esta ocasión, se trata de una
escritora que conocí por las redes hace varios años y hace unos meses me envió
su primera novela en físico: “Corazonada”. Ahora conoceremos a Romina Azócar, una
periodista y pedagoga con intereses variados.
Hola, Romina, gracias por
darte el tiempo para contestar esta entrevista.
Hola, Freya, gracias a ti.
Lo primero que quiero saber es
si Romina es tu verdadero nombre, no es un nombre usual.
Sí, es mi nombre. Una vez
alguien me enseñó esta frase: “Mi nombre, mi mantra”. Estoy enamorada de mi
nombre, pero fue un proceso. Nadie se llamaba Romina en Chile cuando yo
era pequeña. Es un nombre súper usado en Argentina e Italia, aunque el origen
es árabe.
Es cierto, no es un nombre muy
usual en Chile y me recuerda a la cantante Romina Power (se me cayó el carnet
hasta la China)
Sí. La gente más grande siempre
me decía Romina Power, como la cantante. Eso me fascinaba. Si la vida me
hubiera dado la voz, yo definitivamente sería cantante. Cuando te conviertes en
adolescente te gusta diferenciarte. Mi nombre no se olvidaba rápido, entonces
se me hacía especial que otros me recordaran. Cuando terminé mi primera novela
ya era grande, mi identidad era más sólida porque maduras y eres agradecida de
la vida, valoras el camino recorrido y honras tu nombre.
Qué lindo pensamiento. A
muchos jóvenes no les gusta esa diferenciación, al contrario, prefieren ser
parte del grupo, encajar, sin embargo, a ti, esa diferencia te dio la identidad
que mencionas y que se nota en tus escritos.
Ahora dime, ya que tienes un
nombre extranjero, ¿de qué parte eres? ¿Dónde vives?
Soy nacida y criada en
Santiago de Chile, pero mi padre nació en Mendoza y mi madre es española por
parte de padre. Tengo tres nacionalidades, pero soy chilena antes que todo. He
vivido en Europa, pero no hay nada como Chile, mi fin del mundo le digo yo.
Donde todo puede comenzar. Hoy vivo cerca de la costa, pero por mis actividades
me muevo entre ciudades desde el 2022.
Guau, tres nacionalidades y al
parecer has viajado mucho y lo sigues haciendo, supongo que algo de eso influyó
en que fueras escritora, con tantas experiencias. ¿Cuándo comenzaste a
escribir? ¿Hubo algo en especial que te llevara a hacerlo?
Descomprimir, supongo.
Escribir era una manera orgánica de lidiar con los sucesos del día a día. Tenía
un diario de vida desde la pubertad, porque mi mamá llegó un día con muchos
cuadernos a la casa y los amontonó por ahí. A la par, me nació partir con
poesía a los doce años, gracias a un profesor del colegio que era encantador
para enseñar. Yo escribía sobre amor, desamor, penas, confusiones, esas cosas.
Así es que cuando ya tenía como veintisiete años, decidí quemar todo eso.
Además, ya se usaba escribir todo en computador y me pesaba seguir guardando
tantos cuadernos donde vomitaba todas mis emociones. Después de eso, me sentí
libre para escribir por el placer de crear, para componer, para ver qué salía
de mí. ¿Tenía algo adentro para dar a otros que fuera la mejor parte de mí?
¿Ahí fue cuando te diste
cuenta de que esto era lo tuyo?
Todavía no sé si me doy cuenta
del todo. Lo que pasa es que es demasiado obvio para mí, me nace crear, he
comenzado cientos de historias, pero me costaba terminarlas. Por largo tiempo
solo lo vi como un pasatiempo absurdo. Recién hace unos meses imprimí por
primera vez. Tiene que ver con ser una mujer de cuarenta años, más resuelta,
que viene de vuelta sin falsa modestia. Este segundo tiempo del partido, se
siente como para disfrutar. Si Dios quiere, podré dar vida a mi primer guion
cinematográfico y lo haría por el puro placer de conectar con otros y
emocionarnos juntos. Eso es lo que me hace feliz.
Se nota que disfrutas escribir,
¿hay un estilo que te guste más, algún tipo en especial?
Creo que cada día se va
tejiendo un estilo propio, que no hay puertas cerradas y que es el único
espacio donde puedo hacer lo que se me antoja. En cuanto al tono, diría que es
romance, amor, sentimientos, misterios, el enigma de la vida. Si no me siento
viva por dentro con lo que escribo, no voy por buen camino. Me tiene que hervir
la sangre, tengo que poder revolucionar cada célula de mi cuerpo. Crear es como
hacer el amor. Yo quiero moverte por completo, quiero que nada vuelva a ser
igual y que cambies conmigo.
Bueno, sí que logras remover
hasta lo más profundo del ser con lo que escribes, al menos eso me pasó con Corazonada,
tu primera novela, ¿cuántas tienes publicadas y dónde podemos encontrarlas?
He terminado dos novelas,
ambas disponibles en Amazon de forma digital, pero la primera, “Corazonada”, la
tengo en versión impresa para quien la prefiera así. He empezado demasiadas
historias, pero decidí llevar a término la que en ese momento se me hacía más
atractiva, es como que te bajan por un canal todo tipo de ideas relacionados a
algo y no te queda otra que plasmarlas. Por eso la segunda es la continuación
de la primera. “El interior de las lágrimas” sigue lo que sucede en la vida de
los protagonistas, como si la vida no te soltara. Nada para. Todo está
moviéndose y si eres capaz de seguir contándolo, adelante.
La buscaré para saber qué pasa
con ellos. Yo comencé con “Corazonada”, pero ¿es necesario comenzar con
esa o da lo mismo?
“Corazonada” es la primera
parte, pero “El interior de las lágrimas” se puede leer sin problemas de forma
separada. Está escrita para que pueda entenderse sin necesidad de pasar por la
primera parte. Me parecía súper interesante que fueran dos obras sostenidas en
sí mismas, diferentes, pero bajo el prisma de la misma protagonista.
Súper interesante para quien
haya comenzado con “El interior de las lágrimas” que no se haya perdido
nada.
“Corazonada” es una novela
muy especial en su temática, ¿en qué te inspiras para escribir?
Uf, a mí me faltan horas del
día a veces. Me fascina ver teatro, estudiar danza, conocer gente nueva,
aprender una nueva habilidad, mirar la vida pasar. Soy muy buena para “perder
el tiempo”. Me admiran y me inspiran las personas que han superado
dificultades, la gente que se levanta. También alguien que es correcto cuando
la situación se pone complicada, o que construye un buen ambiente, que decide jugárselas
por la armonía.
Es decir, te inspira la vida. ¿Y
tienes algún lugar especial para escribir, algún ritual, una manía?
Ninguna, a no ser que sea una
manía escribir por todos lados y en todas partes. En ese sentido, nunca dejas
de escribir a mano, porque vas tomando notas aquí y allá. Te podría contar que,
si no he terminado una tercera novela, es porque me cuesta estar sentada por
mucho rato. En un inicio puede ser jodido, porque la gente te pregunta qué
estás haciendo y sientes que te pierdes de algo por estar sentada durante
períodos que pueden alargarse incluso por años, en ciertos casos. Pero después,
cruzas todos esos detalles y te acomodas en tu dedicación y tu mundo
imaginario.
Es que claro, con tantas cosas
que haces, es difícil tener el tiempo para sentarse frente a un computador a
escribir por horas, porque lo cierto es que, aunque uno quiera, no es lo mismo,
escribir a mano diez minutos mientras se está en una sala de espera, que ponerse
en la laptop, quince minutos se hacen nada.
Ahora, dices que has escrito
muchos inicios de novelas, ¿hay algún personaje con el que te sientas
identificada? ¿Alguno que sea especial para ti?
No sé. Me pongo en la piel de
todos. Quizás hoy estoy bastante enamorada del personaje de mi guion “Tiempo de
naranjos”, Pedro. Él es un hombre que quiere ser padre, quiere hacerse cargo de
su hijo y eso me parece precioso. Amo a los hombres, crecí en un ambiente
masculino, y esta historia nació como novela y terminó como guion porque, entre
otras razones, sentía que Pedro tenía muchas ganas de tener vida, de existir de
forma audiovisual. Hay una potencia de la presencia netamente masculina, que
para mí es muy importante subrayar. Hay hombres que dan todo lo que tienen
adentro, que protegen, que aman su rol y eso me conmueve.
Me gusta eso que dices, sobre
todo en este mundo que desvalora tanto al hombre y que lo consideran una
amenaza. Es un tema muy controversial en estos tiempos.
Y hablando de controversias,
¿cómo tomas las críticas? Tanto las positivas como las negativas.
Yo sufrí largo tiempo de eso
de hacer la vista gorda, como de no escuchar lo que no me valía la pena, y hoy creo
que ningún extremo es bueno. De más grande, busco escucharlo todo, lo bueno y
lo malo, porque todo me aporta. Hay críticas que busco, incluso. Me interesa el
punto de vista ajeno. Obviamente, hay que aprender a distinguir la paja del
trigo. Es muy bueno poder ver cuando alguien solo quiere dañar, por sus propias
razones, para no enganchar. Pero también es un aporte escuchar a alguien que no
opina como yo. Todo es aprendizaje.
Así es, aunque muchas veces,
es difícil aceptar los comentarios negativos. Y hablando de eso, ¿qué dice tu
familia? No siempre se acepta que escribir sea un trabajo.
En mi linaje hay muchísimos
artistas, pero ninguno escritor. Así que yo siempre he estado un poco sola en
esto. Tengo unas tías maravillosas que siempre me tiran para arriba, pero en
general puede ser fome que otros crean que escribes como para pasar el rato. Es
difícil explicar a otros cómo un cierto verso o una cierta historia quiere
abrirse camino por medio de ti. Para mí un creador funciona como un
canalizador. Yo no tengo idea de por qué “Corazonada” me venía a la mente de
manera tan intensa, de haber leído una nota de prensa sobre un donante de
corazón cuando yo era muy joven, a no poder olvidarme de eso años después. Y no
sé si eso sea talento, pero definitivamente lo veo como un oficio. Tomo algo,
lo transmuto, y lo entrego.
Definitivamente lo lograste
con esa novela. ¿Tienes alguna anécdota que contar?
Cuando ingresé al taller de
narrativa donde aprendería por fin a terminar una novela, yo ya estaba súper
atrasada. Me había dedicado por años a otras cosas y no pensé ni siquiera que
me fueran a aceptar. Pero para mi sorpresa, el profesor, que es un gran
narrador chileno, resultó ser un maestro de lujo. No sé si él lo sabe, pero es de
esos profesores de alma, que guían. Cuando me tocó leer por primera vez delante
de todos, estaba tiritando, me equivoqué varias veces. Uno se pregunta qué hago
aquí. Ni en el colegio me atrevía a leer lo que yo escribía, y eso que me sobra
personalidad, soy una mujer leo, criada por un argentino, te podrás imaginar. El
caso es que él tuvo el tino de destacar lo bueno primero. Esa es una técnica
netamente pedagógica. Claro que hizo correcciones después, pero con eso me
situó, me dijo: tómate de aquí. No sé si sea anecdótico, pero me fui riendo a
mi casa de lo boba que me sentía. Yo pensaba que no había nada que valiera la
pena, y él sí veía algo. Como su opinión me era válida, me tomé de ese algo con
confianza.
Claro, cuando alguien con más
experiencia, sobre todo un profesor, toma en cuenta lo que uno escribe, a uno
se le sube la confianza y tiene más ganas de seguir adelante. Y por eso te
pregunto, ¿se viene algo nuevo, algún nuevo proyecto?
Hoy tengo el foco en mi primer
guion, “Tiempo de naranjos”, y se siente tanto o más especial que escribir una
novela. Aunque partió como narrativa, y se llamaba “La amante del tiempo”,
sucedieron varias cosas que lo convirtieron en un texto para cine. Estábamos
encerrados durante el 2020 y llegó a mis manos un libro sobre mis ancestros
maternos. Un verdadero bálsamo para mi alma, con detalles sobre sus vidas, su
legado, sus dolores y alegrías. Me vino un impulso de poder mostrar parte de su
forma de ser, de su visión optimista de la vida. Son palabras mayores, por la
inversión que implica, y estoy consciente que es un proyecto ambicioso para
llevarlo a cabo sola, pero viene desde lo más profundo de mi corazón. No puedo
evitar querer llevarlo a cabo. Es una comedia romántica sobre nuestro árbol
genealógico y nuestro linaje. Los personajes toman conciencia del misterio de
la vida y tienen un viaje súper especial y significativo. Estoy buscando el
financiamiento durante este 2025.
¡Qué bien! Ojalá puedas
encontrar el financiamiento y espero ver esa historia en la pantalla grande,
incluso, verla en algún tipo de festival o concurso, estoy segura de que será
muy especial, sobre todo por cómo relatas los misterios de la vida y llevas a
tus lectores a esos viajes al interior y a las estrellas que es tan difícil de
plasmar en un escrito.
¿Qué les dirías a tus lectores
que te siguen y a los nuevos que te puedan conocer?
¡Que me apoyen! Doy un valor
gigante y guardo un espacio enorme para esas personas que se toman el tiempo de
disfrutar conmigo. Me encanta conectar, pero no he construido un público muy
amplio hasta aquí por estar siempre en otros roles. Ser la autora me acomoda
más desde hace poco, y me encantaría conocer más lectores y emocionarnos
juntos.
Por lo mismo, voy a subir una
reseña de tu libro “Corazonada”, para que muchos lectores puedan leerla y que
conozcan el viaje que hace la protagonista. ¿Qué puedes decir de esa novela? ¿En
qué te inspiraste?
Leí una nota de prensa sobre
un transplante de corazón, pero no fue el tema de la donación de órganos lo que
me atrapó, no me interesa hablar de un tema puntual u otro, más que de lo que
pudieran estar sintiendo los involucrados. Me fui de viaje en mi mente; imaginé
lo que se podía sentir perder a un ser amado, lo que se podía sentir recibir un
órgano de otra persona, sopesé lo misterioso que es estar vivos. Yo soy puro
corazón, entonces sentí que la historia me aparecía. Estaba leyendo al poeta
persa Rumi, andaba como flotando de amor. Pero sabemos que no siempre estamos
preparados para lo que nos sucede, y ese factor de signo de interrogación
permanente mueve el ritmo de acción de esta novela corta, que se puede leer en
un día.
Es cierto, es muy fácil de
leer, lo cual no significa que sea una novela ligera, al contrario, lleva a
cuestionarse muchas cosas en esas pocas páginas.
Hablemos un poquito más de ti,
no como escritora, porque todos sabemos que un escritor también es un gran
lector. ¿Cuándo empezaste a leer?
En mi casa había una
biblioteca que yo miraba sin saber si tenía permiso para tocarla. Recuerdo
tener una edad muy inicial, antes de ir al jardín infantil, y que mis padres
trabajaran y mis hermanos mayores estuvieran en el colegio, entonces estaba mi
niñera en casa, pero se dedicaba a los quehaceres y yo quería tomar un libro
hace mucho rato. Era Cosmos, de Carl Sagan. Después descubrí que esa biblioteca
prácticamente no tenía ficción y me dio mucha risa. Fue una forma de conocer en
qué tipo de familia había nacido.
Mira, eso tenemos en común. En
mi casa me pasó lo mismo, mi papá tenía muchos libros y el que agarré, fue el
de Carl Sagan. Aunque había algunos de ficción, como Las mil y una noches.
¿Cuál fue el primer libro que
leíste y que te marcó?
Bueno leer, de leer entero,
fue el Viejo Testamento. Porque unos religiosos pasaban tocando el timbre de mi
casa cada cierto tiempo ofreciéndolo. Un día mi padre le pidió al vendedor que
por favor no pasara más, que le compraba todo si era necesario, y el tipo le
vendió el libro con audio casete. Mi papá me lo pasó sin reparar demasiado en
el tema. Y mi mamá tenía una casetera que usábamos siempre, así que fui, puse
el casete y abrí el libro. Quedé completamente traumatizada. Tenía cuatro años.
Así fue cómo aprendí a leer sola.
¿Por qué quedaste
traumatizada? Ese es casi un libro infantil, jeje. Desde entonces, ¿cuántos libros has leído
hasta ahora? Más o menos.
Ni idea, pero muchos. Leo por
placer, leo para evadir, para informarme, para inspirarme, para crecer o ser
mejor.
Qué entretenido, es
interesante leer no solo de ficción o de lo que uno escribe. ¿Cuál es el género
que más te gusta leer?
Curiosamente no es ficción. Me
encanta la historia, la biografía. Y me encanta la prensa, aunque pienso que
cada día es de menor calidad.
¿Qué estás leyendo ahora?
Hace poco terminé el que
seguramente será por siempre mi libro favorito: “A bordo del Alfonso Pérez”. Es
otro libro que también habla sobre mis ancestros y que mi tío me pasó hace
pocos meses. Se sintió como encontrar el libro perfecto, de pronto. Es la
historia de uno de los presos del buque prisión de ese nombre, en Santander,
España, de donde es todo mi linaje materno. Mi bisabuelo estuvo preso ahí, por
culpa de ideologías enfermas. Es una lección tremenda. Me enseña el valor de la
vida, de la joya que es cada ser humano. Lloré, me reí, imaginé un mundo de paz
que es posible. Y me vi abrazándolo a él, a un bisabuelo que no conocí pero que
amo con todo mi ser. No he empezado del todo otro libro todavía, porque aún lo
estoy digiriendo.
Suena interesante, lo buscaré.
¿Qué libros recomendarías a los demás lectores?
Solo recomendaría mezclar todo
tipo de textos siempre, pasar de novela a poesía, de biografía a periodismo, de
los best sellers de moda hasta los libros perdidos que quieren ser encontrados.
Soy periodista y también profesora de profesión, entonces me he enriquecido de
todas las cosas y me ha tocado enseñar distintos tipos de textos, lo que sin
duda ha abierto mi perspectiva.
Es una buena recomendación y
me imagino que ha sido muy enriquecedor tener esas dos profesiones que abren la
mente a diferentes realidades y a nuevas lecturas. ¿Tienes alguna otra afición aparte
de lo relacionado con las letras?
Bailar y cantar. Y lo que no
creo que sea un hobby, pero me gusta mucho ordenar. Lo hago sin darme cuenta y
mi mamá me llama cuando necesita ordenar un clóset o una bodega.
Podrías venir a ayudarme en mi
casa. Yo odio ordenar, solo me gusta cambiar las cosas de lugar 😁
Me encanta todo lo que nos has
contado y estoy segura de que lo mismo deben estar pensando nuestras lectoras
que seguro querrán leer tus escritos. Dinos dónde podemos encontrar a Romina
Azócar.
Trato de disfrutar seguido de mi Instagram actual, que es @rominaazocargutierrez, pero mi nuevo proyecto de película está en @celtarox
Muchas gracias, Romina, espero
que te vaya súper bien en todos tus proyectos y, sobre todo, espero ver pronto esa
película que promete.
Muchas gracias, Freya, la pasé
súper bien respondiendo, ¡cariños!